Carne de cañón

Como consumidor, soy carne de cañón para las promociones: las ofertas de bazar en Lidl, los artículos a 1 € en Alcampo, los vales de descuento de Carrefour, ...

Hoy pasaba yo por El Corte Inglés y leí que hacían un 35% de descuento en DVDs (comprando 3). No he podido resistirlo. Poco ha importado que tenga una amplia colección de películas pirateadas esperando ser vistas. Ni que crea que dentro de poco los venderán todos a 1 €, debido al cambio en los formatos de video. Ha podido más el consumismo. ¿Y qué he comprado?

• Rocky Horror Picture Show (como introducción al mundo friki)
• La noche de la iguana (llevaba años esperando que saliera en DVD)
• Melinda, Melinda. Esta la elegí porque recordé que la había mencionado en un post. Mi primera opción era Cry Baby (pensando en mis niñas ... ¡lo que hubieran disfrutado!). Pero soy un poco egoista y bastante pringao.

Hay informáticos cabrones

Desde la semana pasada intento acceder al blog de la escritora Lucía Etxebarria, pero no lo consigo. En vez de sus posts aparece el mensaje que pueden ver en la siguiente imagen:

Me da la impresión de que el programador del Webhosting decidió que cuando un sitio superara la cuota contratada, se suprimía automáticamente el acceso al sitio.

Tenía otras alternativas. Podía impedir que los autores publicasen nuevos posts, impedir que los visitantes incluyeran comentarios, ... Pero el informático en cuestión pensó que esta medida cabrona era más fácil de programar, sin reparar en las consecuencias.

En mi opinión, esta medida puede ser delictiva, y si en este país existiera justicia, la escritora y los lectores de su blog haríamos bien en denunciar a la empresa de hosting por daño moral y secuestro.

En último caso, la escritora tendrá la opción de incluir en su próximo libro a un personaje malvado, a un auténtico cabrón, informático de profesión (o al menos de vocación, como yo).

También es posible que se trate de una medida premeditada, una cuestión de conciencia o una medida empresarial motivada por acontecimientos recientes. En ese caso los cabrones serían unos dinámicos empresarios.

Si yo fuese ella, lo primero que haría sería cambiar la empresa de alojamiento web. ¡¡Que les den!!.

Orden público

Caso 1

El pasado día X de Julio, por la noche, cuando paseaba por una calle de Granada vi una pelea entre una pareja de jóvenes. Inicialmente estaban discutiendo pero después se produjeron agresiones y la joven quedó en el suelo lamentándose de los golpes.

Yo, que pasaba por allí, comuniqué lo sucedido al guardia civil que estaba en la puerta de la Comandancia. Me quedé de piedra cuando me dijo:

- En asuntos domésticos es mejor no meterse.

Imaginen la cara que se me quedó, ¡con la sensibilidad social que hay sobre el tema.

No sé si por la cara que puse o porque se lo pensó mejor creo que avisó al vehículo que realiza labores de vigilancia del citado recinto. Este vehículo se acercó al lugar de los hechos y puede incluso que interviniera, pero no puedo asegurarlo.

Caso 2

Ayer paseaba por la Gran Via de Granada y vi que un hombre perseguía a otro gritando "Policía". Pero en seguida se detuvo y el perseguido pudo escapar tranquilamente. Nadie le puso resistencia.

Yo vi que el tipo se fue por la calle Elvira y le seguí "discretamente". Le hice una foto, con el móvil que es una mierda de móvil, y además pasó una moto.

Le acompañé un buen rato unas veces delante, otras veces detras, incluso a su lado. Le vi bien y podría identificarlo. Me alejé cuando empezó a mirarme algo mosqueado.

Creo que en ambos casos podía haber hecho algo más.

La mujer de la fotografía

En 1950 el fotógrafo Eugene Smith recorrió España y captó con su cámara la extrema dureza de la vida de un pueblo cacereño: Deleitosa.

Uno o dos años más tarde su trabajo se publicó en la revista Life. Ésta publicación cambió la vida de los que posaron para Smith. Sobre todo porque al régimen le molestó que trascendiera la miseria que existía en nuestro país.

Pero quiero referirme al caso de la mujer que aparece en el centro de la fotografía: Josefa Larra. Al parecer, un americano que vio la revista se enamoró de ella y escribió al pueblo interesándose por Josefa. Quería llevarla a EE.UU. para casarse con ella y/o convertirla en estrella de cine. El alcalde de la localidad y la madre de la chica se mostraron entusiasmados ante la idea. Pero no la muchacha, que tenía novio y un carácter reservado.

La presión del entorno consiguió la ruptura de la pareja, pero nada más: ella no quiso. No la convencieron ni la foto del joven americano ni la de su flamante automóvil.

Conocí esta historia en un magnífico reportaje titulado El americano (de Lluís Jené) que pude ver en la 2, dentro del espacio El laberinto español que presenta Jorge Martínez Reverte.

Contaron que Josefa quedó solterona y es que, como comentó un hermano suyo, en aquella época una mujer que había tenido novio ya nunca volvía a ser pretendida y es que se decía entonces: ¡¿Quién va a querer comerse las babas de otro?!

Qué cosas!, ¿no? ... a mí este comentario me sorprendió más que la historia de Josefa.